En los últimos años, las concentraciones sanguíneas de galectina-3 (Gal-3) elevadas se han asociado con una peor evolución clínica de los pacientes con insuficiencia cardiaca (IC)1. En los pacientes hospitalizados por IC aguda, las altas concentraciones se asocian a mayor riesgo de muerte y rehospitalización2. Sin embargo, no se ha aclarado si este fenotipo es modificable a corto plazo, por lo que el objetivo de este estudio es evaluar la cinética de la Gal-3 en los primeros 30 días tras un episodio de IC aguda.
Se incluyó a 109 pacientes (el 60% varones; media de edad, 71 ± 11 años; fracción de eyección del ventrículo izquierdo, 41 ± 15%) hospitalizados por IC aguda, de los que se obtuvieron muestras de sangre seriadas en 3 momentos distintos: a) a la llegada a urgencias (primera muestra; n = 109); b) el día del alta (mediana, 7 días; n = 109), c) 30 días tras el alta (n = 98). Las concentraciones de Gal-3 se midieron con el sistema de inmunoanálisis automatizado VIDAS (miniVidas, bioMérieux). El valor de 17,8 ng/ml, percentil 90 de la normalidad, se utilizó como valor de concentración elevada, según la ficha técnica y su aprobación para uso en estratificación de riesgo3.
A la llegada a urgencias, la mediana de Gal-3 era 17,2 [intervalo intercuartílico, 13,9-22,9] ng/ml. Según el valor de 17,8 ng/ml, los pacientes con una concentración mayor (n = 50) eran de más edad (76 [68-81] frente a 71 [60-78] años; p = 0,027) y tenían más ingresos previos por IC (el 58 frente al 34%; p = 0,013) y necesidad de dopamina intravenosa (el 20 frente al 5%; p = 0,020). La concentración de Gal-3 se correlacionó significativamente con peores parámetros de función renal: urea (rs = 0,50; p < 0,001), creatinina (rs = 0,423; p < 0,001), filtrado glomerular estimado (rs = –0,53; p < 0,001) y cistatina C (rs = 0,55; p < 0,001); con mayores concentraciones de fracción aminoterminal del propéptido natriurético cerebral (rs = 0,36; p < 0,001) y troponina T ultrasensible (rs = 0,23; p = 0,020). Las demás variables clínicas, incluida la fracción de eyección, no mostraron asociaciones significativas. En un análisis de regresión lineal múltiple, el único predictor independiente fue la concentración de cistatina C (p < 0,001; β = 0,479; R = 0,547) (figura 1).
Las concentraciones al alta y a los 30 días fueron 16,8 [14,01-22,1] y 17,6 [13,9-21,4] ng/ml y, como muestra la figura 2, el análisis de medidas seriadas a la llegada a urgencias, alta y a los 30 días no mostró diferencias (p = 0,660). Tampoco se encontraron diferencias al considerar el porcentaje de pacientes con Gal-3 > 17,8 ng/ml: el 46% al ingreso, el 45% al alta y el 46% a los 30 días.
De forma exploratoria, se evaluó su relación con el pronóstico. Durante una mediana de seguimiento de 453 [156-1.076] días, un total de 53 (48%) pacientes sufrieron algún evento adverso (25 fallecieron y 28 reingresaron). En el análisis univariable de regresión de Cox, la Gal-3 al ingreso como variable cuantitativa (por ng/ml, hazard ratio [HR] = 1,70; intervalo de confianza del 95% [IC95%], 1,02-2,84; p = 0,042) o dicotómica (> 17,8 ng/ml, HR = 2,17; IC95%, 1,25-3,77, p = 0,006) se asoció con mayor riesgo de eventos adversos; sin embargo, tras el ajuste por la función renal, dicha significación desapareció (p > 0,1).
En pacientes con IC crónica, los incrementos de Gal-3 a los 3-12 meses conllevó un aumento de la mortalidad y las hospitalizaciones3–5. En pacientes con IC aguda, los únicos datos disponibles son los del estudio COACH, en el que los pacientes con un incremento de Gal-3 a los 6 meses tras el alta > 17,8 ng/ml o del 15% en el valor relativo presentaron mayor riesgo de muerte y/o hospitalización por IC4. Nuestro trabajo es el primero en estudiar el comportamiento de Gal-3 a corto plazo, los primeros 30 días, después de un episodio de IC aguda. Las concentraciones eran similares al ingreso que al alta (mediana, 7 días) y los 30 días. Por lo tanto, en pacientes hospitalizados por IC aguda, las concentraciones de Gal-3 no muestran cambios dinámicos al ingreso y monitorizar sus valores no aporta información adicional en el primer mes tras el alta. Todo ello indica que el proceso fisiopatológico subyacente no es modificable a corto plazo. Sus concentraciones identifican un fenotipo de paciente más grave, en el que destaca un mayor deterioro de la función renal y una peor evolución clínica a largo plazo, con más reingresos y mortalidad. El carácter unicéntrico y la pequeña población limitaron el análisis pronóstico, pero los hallazgos confirman la elevada dependencia de Gal-3 de la función renal, como se ha señalado previamente6. Nuevos trabajos son necesarios para aclarar la utilidad clínica de Gal-3, así como su interacción con la función renal.
FINANCIACIÓNLos reactivos para este estudio se suministraron por Biomerieux sin coste alguno.
CONFLICTO DE INTERESESD.A. Pascual-Figal ha recibido honorarios por conferencias de parte de Biomerieux, Roche y Novartis.