En sentido propio, la palabra inglesa tombstone es sinónimo estricto de gravestone y designa la lápida de una tumba o de un sepulcro. Eso es lo que encontraremos si acudimos a un diccionario bilingüe general. En los textos médicos, sin embargo, podemos encontrar otros usos figurados del término, generalmente como recurso metafórico para expresar parecido con la forma característica de las lápidas sepulcrales tradicionales.
En dermatohistopatología, por ejemplo, llaman en inglés tombstones o tombstoning a un fenómeno celular característico del pénfigo vulgar, por el que las células basales de la epidermis permanecen unidas a la membrana basal y recuerdan vagamente a las filas de lápidas de un cementerio. En una lengua sin pulso neológico ni recursos léxicos vigorosos, tal vez lo más cómodo fuera importar directamente el anglicismo; en español, sin embargo, nuestros colegas dermatólogos no han tenido ningún reparo en bautizar este fenómeno como «disposición en hilera de lápidas».
En 1993, H. S. Wimalaratna publicó en la revista The Lancet una carta el director que llevaba por título «“Tombstoning” of ST segment in acute myocardial infarction»1. Desde entonces, la expresión tombstoning of ST segment —y otras por el estilo, como tombstone ST elevation, tombstone ST segment elevation, tombstoning ST elevation y ECG tombstoning o EKG tombstoning— se usan ampliamente para designar el signo electrocardiográfico consistente en una importante elevación del segmento ST de convexidad superior, que se funde con la onda T y supera en altura a la onda R precedente. El nombre inglés constituye un juego de palabras de doble significado: por un lado, refleja el aspecto característico de esta alteración del segmento ST, cuyo trazado reproduce (vagamente, la verdad sea dicha) la forma característica de una lápida sepulcral; y por otro, refleja el pronóstico funesto de esta alteración electrocardiográfica como signo de un infarto agudo de miocardio de tipo SCACEST.
Como es habitual con los juegos de palabras, no es fácil dar con un equivalente en otras lenguas que mantenga la fuerza expresiva del original. Pero eso no quiere decir, claro, que debamos importar de forma acrítica el anglicismo; en español, por ejemplo, tal vez podamos manejarnos con ST en lápida (forma abreviada de «elevación en lápida del segmento ST») o, con un leve matiz irónico, ST lapidaria (elevación lapidaria del segmento ST).
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