ISSN: 0300-8932 Factor de impacto 2023 7,2
Vol. 71. Núm. 5.
Páginas 311 (Mayo 2018)

Viaje al corazón de las palabras
Símbolos que se confunden

Fernando A. Navarro

Opciones

Después de doce cursos escolares de lengua española, se supone que el estudiante de medicina llega a la facultad con un conocimiento mejor que mediano de la ortografía española. Pero llama la atención lo poquísimo que sabe sobre cómo escribir correctamente la mayor parte de los símbolos de uso habitual en los textos científicos. Que no es cosa fácil, cierto, ni siquiera con los modernos programas de tratamiento de textos, pero tampoco especialmente difícil.

Cuando un alumno de medicina tiene que expresar una temperatura, por ejemplo, no es nada raro que en su trabajo escriba 120ºC, en lugar de la forma correcta 120°C. Es decir, confunde la o voladita del ordinal masculino (º; Unicode 00BA), utilizada para escribir, por ejemplo, «piso 5.º B», con el símbolo de grado (°; Unicode 00B0), utilizado para escribir «ángulo de 45°» o «temperatura rectal: 37,8°C». Ambos símbolos se parecen, desde luego, pero no son lo mismo; y no deberían confundirse, creo, en un trabajo universitario de carácter científico.

El problema no afecta tan solo a los estudiantes universitarios, por supuesto. También entre médicos hechos y derechos —o entre cardiólogos especialistas— son habituales las confusiones entre la letra griega beta minúscula (β), utilizada para escribir, por ejemplo, «bloqueantes β», y la letra alemana Eszett (ß), utilizada para escribir «curva de Gauß». En realidad, no solo la beta, sino también gran parte del alfabeto griego resulta especialmente conflictivo en este sentido. Pienso, por ejemplo, en la letra griega ji minúscula (χ) de la prueba estadística χ2, que se confunde a menudo con una letra equis mayúscula (X); en la letra griega gamma minúscula (γ), confundida a menudo con una ye o i griega minúscula (y); en la letra griega kappa minúscula (κ), que suele confundirse con la ka minúscula (k), y en la confusión frecuente entre la letra griega mi minúscula (μ) y la u minúscula, que nos da «250 ug» en lugar de la forma correcta «250μg».

En mi experiencia, no obstante, se llevan la palma tres signos matemáticos de amplio uso en medicina: el signo de sustracción o menos (–) (p. ej., para expresar temperaturas negativas como –9°C), que suele verse sustituido por el guion (-), incluso entre profesores universitarios con muchas publicaciones a sus espaldas; el aspa de multiplicación (×) (p. ej., en expresiones numéricas como 5,8 × 109 leucocitos por litro), que suele verse sustituida de forma impropia por la letra equis minúscula (x), y el punto multiplicativo a media altura (·) (p. ej., para expresar el aclaramiento de un fármaco en μg·h/ml), que suele verse sustituido de forma impropia por el punto bajo (.) utilizado en la puntuación normal de una frase.

Creo que bien valdría la pena reservar cinco minutos tan solo en el extenso plan de estudios de la carrera de medicina para enseñar a distinguir claramente algunos de estos signos y símbolos básicos, que el médico tendrá que utilizar en múltiples ocasiones a lo largo de su carrera profesional.

Obra de referencia recomendada: Diccionario de dudas y dificultades de traducción del inglés médico (3.a edición), en la plataforma Cosnautas de consulta en línea: www.cosnautas.com/es/catalogo/librorojo.

El autor publicó una primera versión de este texto en la bitácora de lenguaje médico Laboratorio del lenguaje: http://medicablogs.diariomedico.com/laboratorio/.

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