Palabras clave
Recientemente se publicó un estudio que ha modificado el clásico concepto de la cascada isquémica demostrando, en el 100% de los casos estudiados, que el evento más temprano en la isquemia es la prolongación del intervalo QT corregido (iQTc)1. Se ha comunicado la prolongación anormal del iQTc en pacientes con angina inestable (AI)2 y con infarto agudo de miocardio (IAM) con elevación del ST3 y además, que esta variable representa un predictor independiente de muerte arrítmica en pacientes post-IAM4,5. En igual sintonía, el estudio ACTION demostró en pacientes coronarios que el iQTc > 430 ms resultó ser predictor de muerte comparable a la enfermedad de tres vasos (odds ratio [OR] = 1,52 frente a OR = 1,14)6; sin embargo, ese estudio fue realizado en pacientes coronarios estables. También se ha observado una prolongación del iQTc en pacientes con AI2 e IAM7,8 que retorna a valores normales en las 48 h tras la revascularización miocárdica satisfactoria. Se ha especulado que la normalización de este intervalo en pacientes sometidos a angioplastia es un marcador de reperfusión satisfactoria9.
Recientemente hemos publicado que la prolongación del iQTc es un marcador de riesgo independiente en pacientes con AI10. El presente trabajo tuvo como objetivo demostrar el valor pronóstico del iQTc prolongado en pacientes ingresados a la unidad coronaria con diagnóstico de síndrome coronario agudo sin elevación del segmento ST (SCASEST), con electrocardiograma (ECG) normal o sin cambios isquémicos agudos.
Desde enero de 1995 y con la finalidad de investigar el comportamiento del iQTc en la AI y el IAM sin elevación del ST, clasificados como subclases II-B o IIIB de Braunwald11, hemos estudiado a 426 pacientes consecutivos admitidos en la Unidad Coronaria del Hospital Interzonal General de Agudos Eva Perón (hospital de agudos, provincial y universitario, de alta complejidad y de medicina general) de Buenos Aires, Argentina. Definimos la AI como: dolor anginoso típico, sin elevación de los marcadores bioquímicos, con o sin cambios en el ECG. Se consideraron anormales los valores de troponina T cardiaca (cTnT) ³ 0,04 ng/ml o fracción MB de la creatincinasa (CK-MB) > 5%, tomadas hasta 24 h tras el ingreso, lo que sirvió para diferenciar a los pacientes con algún grado de necrosis, de aquellos que no presentaron evidencia bioquímica de ella (anginas inestables).
En ningún caso los pacientes tuvieron documentación electrocardiográfica de IAM con elevación del ST (tipo transmural) según los criterios de ACC/AHA12.Cabe destacar que fue por el objetivo específico de este estudio por lo que se incluyó sólo a pacientes con ECG normal (n = 39) o sin nuevos cambios isquémicos (n = 16) en comparación con un ECG realizado dentro de los 6 meses. Estos 16 pacientes sin ECG normal presentaron: 13, secuelas de IAM; 2, hemibloqueo anterior izquierdo, y 1, bloqueo incompleto de rama derecha. Esta investigación se llevó a cabo con la idea de ampliar nuestras observaciones previas, realizadas en pacientes con AI pero con cambios isquémicos agudos en el ECG al ingreso10.
A partir del 12 de noviembre de 2001, se implementó en nuestro hospital el uso sistemático de las determinaciones de cTnT, motivo por el cual quedaron fuera del protocolo 328 casos en los que no se realizó esta determinación. De los restantes 98 pacientes, se excluyó a 41 con nuevas ondas T negativas en el ECG, 1 con insuficiencia cardiaca grave y 1 con duración del complejo QRS ³ 0,12 s. Otros criterios de exclusión tomados en cuenta para la selección de los pacientes fueron: AI secundaria, angina de pecho post-IAM, enfermedad valvular o miocardiopatía severa, concentración sérica de potasio £ 3,5 mEq/ml, tratamiento al ingreso con cualquier fármaco antiarrítmico o capaz de modificar el iQTc, y arritmias como Wolf-Parkinson-White, fibrilación auricular, aleteo auricular y extrasistolia ventricular o auricular. Los 55 pacientes que quedaron después de aplicar los criterios de exclusión constituyeron la población del estudio. El origen coronario de la enfermedad se confirmó por coronariografía en 29 (52,7%) casos; 14 (25,5%) tenían antecedentes de enfermedad coronaria previa y a los 12 (21,8%) restantes se les realizaron pruebas funcionales para provocar isquemia. Con respecto a los 29 pacientes que fueron sometidos a coronariografía para evaluar la gravedad de la enfermedad coronaria, en 25 se encontraron lesiones obstructivas significativas y en 4, coronarias normales.
En cuanto a la función ventricular, se la consideró normal cuando se cumplían dos de los tres criterios siguientes: a) fracción de acortamiento ³ 25%; b) distancia mitroseptal < 0,8 cm, y c) acuerdo de dos ecocardiografistas experimentados en considerar la función sistólica como conservada.
Todos los pacientes incluidos en el estudio (de los que 16 tuvieron concentraciones de cTnT aumentadas, ³ 0,04 ng/ml) tenían angina de pecho primaria. A su ingreso en el hospital, todos los pacientes recibieron tratamiento convencional con aspirina, heparina, nitroglicerina intravenosa y atenolol. La dosis de bloqueadores beta considerada útil fue aquella con que se obtuvo una frecuencia cardiaca que no superó en más del 10% a la basal después de una maniobra taquicardizante.
En todos los casos se realizó un ECG de 12 derivaciones a su ingreso en el hospital, y se obtuvieron muestras de sangre después de 6 h del comienzo del último episodio de dolor anginoso. La determinación de cTnT se realizó con reactivos comerciales autorizados, por método de electroquimioluminiscencia. Se consideraron anormales las concentraciones ³ 0,04 ng/ml como indicador de daño miocárdico. Además, se realizó la estratificación de riesgo al ingreso de cada paciente según el score TIMI para SCASEST13.
Todos los pacientes dieron su consentimiento informado por escrito antes de ser incluidos en el estudio, que fue aprobado por el comité de ética local.
Características clínicas, seguimiento y objetivos del estudio
Al ingresar en el estudio, las variables incluidas fueron: edad, sexo, estatura, peso, presión arterial, historia de infarto de miocardio, hipertensión arterial, diabetes mellitus, tabaquismo, hipercolesterolemia, antecedentes familiares de enfermedad arterial coronaria, enfermedad cerebrovascular y angioplastia coronaria previa. Ningún paciente tenía enfermedad vascular periférica. Se registró también la medicación previa a la inclusión en el estudio.
Después de la caracterización basal, todos los pacientes fueron seguidos durante 1 mes a partir del alta.
Los eventos clínicos observados hasta 30 días después del alta, integrantes del objetivo combinado, fueron: muerte de causa cardiaca, infarto de miocardio no fatal (definido según los criterios de ACC/AHA: aumento de las enzimas cardiacas, cambios electrocardiográficos característicos y dolor torácico típico de no menos de 20 min) y necesidad de revascularización percutánea o quirúrgica debida a angina recurrente, prueba funcional positiva para provocación de isquemia o criterio de alto riesgo clínico o hemodinámico.
Dos investigadores independientes experimentados (FG y SL), no comprometidos en la toma de decisiones, fueron los que realizaron las mediciones manuales del iQTc utilizando calibres manuales y lupa, según lo descrito en el estudio previo realizado por nuestro grupo10. Se analizaron las mediciones realizadas en cada paciente al ingreso, a las 12, las 18, las 24 h y luego diariamente. Se tomó como valor final para el análisis el mayor iQTc obtenido de las mediciones realizadas a los ECG desde el ingreso y hasta las 24 h. Los registros electrocardiográficos fueron de 12 derivaciones a 25 mm/s y ganancia estándar, tomados con un equipo Schiller Cardiovit AT-1 (Schiller AG, Baar, Suiza), y según las circunstancias clínicas de cada paciente, los trazados se obtuvieron durante el dolor o tras el dolor. El intervalo QT fue medido desde el comienzo del complejo QRS hasta el final de la onda T, definido como el punto de regreso de la onda T a la línea isoeléctrica, o el nadir entre la onda T y la onda U cuando ésta estuviera presente. En todos los ECG, el intervalo QT fue medido en las derivaciones precordiales V2, V3 y V4, atendiendo a dos razones: primero que la onda T adquiere en estas derivaciones su mayor amplitud, y segundo, que la mayor concordancia entre observadores se obtiene en estas derivaciones14,15. Las mediciones realizadas en las tres derivaciones fueron promediadas, y este valor fue considerado representativo de la duración del intervalo QT para ese ECG, medido por uno de los dos investigadores. A continuación, el promedio calculado por cada uno de los dos investigadores fue promediado nuevamente, y este valor final fue el considerado para el análisis. La variabilidad entre observadores fue calculada con la fórmula de error relativo: (A – B) / ([A + B] ´ 0,5) ´ 100, donde A y B son los valores de iQTc de las mediciones realizadas por cada uno de los observadores16. Para obtener el valor del iQTc para la frecuencia cardiaca, se utilizó la fórmula de Bazzet17. Se consideraron anormalmente prolongados los iQTc ³ 0,45 s en el varón y ³ 0,47 s en la mujer .
Los resultados de las variables continuas que siguen una distribución normal se expresan como media ± desviación estándar (DE) y las variables continuas con distribución no normal se expresan como mediana (rango intercuartílico). El análisis de normalidad de las variables continuas fue realizado con el test de Kolmogorov-Smirnov. La comparación de las variables continuas se realizó mediante el test de la t para muestras no apareadas o el test de la U de Mann-Whitney según fuera apropiado. Las proporciones fueron comparadas con el test de la c2 o el test exacto de Fisher si el número de los valores esperados era < 5. La correlación entre dos variables cuantitativas continuas que siguen una distribución normal se realizó con el test de correlación de Pearson. En todos los pacientes se obtuvo la información sobre la presencia o no del objetivo combinado. Se determinaron los predictores independientes del objetivo combinado utilizando el análisis de regresión logística binaria. El análisis de los parámetros por regresión logística binaria se obtuvo del test de Wald y se aplicó un sistema de selección gradual (pasos hacia adelante), eligiendo una probabilidad de inclusión de 0,05 y una de exclusión de 0,1. Las variables incluidas en el análisis multivariable fueron puntuación TIMI, iQTc, cTnT elevada, edad, sexo, antecedentes de infarto, presencia de disfunción ventricular y factores de riesgo cardiovascular. Se construyeron curvas receptor-operador (ROC) para establecer los valores de corte del iQTc con las mejores sensibilidad y especificidad para eventos clínicos. Para el análisis estadístico y la interpretación clínica, usamos como punto de corte la mediana de puntuación TIMI, cTnT ³ 0,04 ng/ml y 0,458 s para el iQTc (el mejor punto de corte dado por la curva ROC).
Las diferencias se consideraron estadísticamente significativas si la hipótesis de nulidad podía ser rechazada con más del 95% de confianza. Para todos los cálculos se utilizó el programa SPSS 15.0 (SPSS Inc. Chicago, Illinois, Estados Unidos).
Tuvieron ECG normales al ingreso 39 (71%) pacientes; en los restantes 16 (29%) con historia de enfermedad arterial coronaria, los ECG fueron anormales pero sin nuevos cambios isquémicos agudos por comparación con ECG previos; 21 (38%) pacientes tuvieron eventos clínicos (tabla 1) durante el seguimiento, mientras que los restantes 34 (62%) no los tuvieron. Los datos clínicos y demográficos de los pacientes con eventos clínicos (grupo A) y sin eventos (grupo B) están incluidos en la tabla 2.
El iQTc promedio fue mayor en el grupo con eventos (0,487 ± 0,053 s) que en el grupo sin eventos (0,44 ± 0,022 s) (p < 0,001).
Utilizando los valores de referencia del iQTc por sexos, 17 (81%) pacientes del grupo A mostraron iQTc prolongado, frente a sólo 6 (17,6%) del grupo B (p < 0,0001) (tabla 2). Cabe destacar que, de acuerdo con el análisis de la curva ROC, el mejor nivel de corte del iQTc para predecir eventos clínicos fue 0,458 s, con sensibilidad y especificidad del 76,2 y el 88,2% respectivamente (área bajo la curva ROC = 0,825) (fig. 1).
Fig. 1. Curva receptor-operador (ROC) construida para establecer el nivel de corte del iQTc con las mejores sensibilidad y especificidad para eventos clínicos (QTc = 0,458 s).
Después del ajuste usando regresión logística binaria, el iQTc mostró ser la única variable independiente de riesgo (OR = 19,8; intervalo de confianza [IC] del 95%, 4,8-80,5; p < 0,001). El score de riesgo TIMI quedó fuera de los predictores independientes del objetivo combinado (p = 0,13), al igual que la cTnT (p = 0,09). Otras variables que no fueron predictoras de eventos en este modelo fueron: edad (p = 0,09), sexo (p = 0,16), tabaquismo (p = 0,07), hipercolesterolemia (p = 0,09), diabetes mellitus (p = 0,23), hipertensión arterial (p = 0,51), antecedentes de infarto (p = 0,88) y disfunción ventricular izquierda (p = 0,06). Hay que hacer notar que los valores de cTnT se correlacionaron con el iQTc de forma positiva y estadísticamente significativa (correlación de Pearson = 0,78; p < 0,001).
Los pacientes con score de riesgo TIMI por encima de la mediana y con iQTc ³ 0,458 s tuvieron un porcentaje de eventos mayor que el resto de la población del estudio.
Los resultados del presente estudio demuestran por primera vez que el iQTc predice eventos adversos cardiovasculares hasta 30 días después del alta en pacientes con SCASEST que ingresaron con ECG normal o sin nuevos cambios isquémicos.
La relevancia de nuestros hallazgos radica en que, a pesar de tener un ECG normal o sin nuevos cambios isquémicos al ingreso, los pacientes con iQTc prolongado tuvieron 19 veces más riesgo de eventos cardiovasculares. Sin duda, la medición del iQTc sumado a las troponinas, reconocidas universalmente como biomarcadores pronósticos, daría un fuerte apoyo a la interpretación diagnóstica y pronóstica de esta clase de pacientes. A partir de nuestros hallazgos, 0,458 s debería tomarse como valor de iQTc indicador de riesgo de evento cardiovascular en pacientes que presentan un SCASEST. Este punto de corte es muy semejante al publicado recientemente por Jiménez-Candil et al18.
Comparado con los pacientes sin eventos cardiovasculares, los que alcanzaron el objetivo combinado de muerte, IAM o revascularización percutánea o quirúrgica hasta 30 días después del alta tuvieron valores de iQTc más prolongados. De todas formas, no descartamos que estos resultados hubieran variado de proponernos un seguimiento más extenso.
Nuestros hallazgos confirman y amplían nuestros resultados previos y los de Jiménez-Candil et al en pacientes con síndrome coronario agudo, donde el iQTc fue un útil y precoz marcador de riesgo cardiovascular en pacientes admitidos con ECG anormal por isquemia miocárdica aguda10,18.
En el presente estudio también encontramos una correlación positiva entre el iQTc prolongado y los valores de cTnT. Debido a este último hallazgo, podríamos especular que la prolongación del iQTc no sólo está asociada a isquemia miocárdica, sino también a daño miocárdico, ligado a la presencia de áreas limitadas de necrosis focal (micronecrosis). En concordancia con nuestros hallazgos, Doven et al19 encontraron una relación directa de la dispersión del QT y los valores de cTnT en pacientes con AI. De la misma manera, Rukshin et al20 publicaron que la prolongación del iQTc fue mayor en los pacientes con IAM sin onda Q que en los que presentaron AI sin evidencia de daño miocárdico.
En 1990, Renkin et al21 publicaron una serie de pacientes con AI y onda T negativa persistente que señalaba la presencia de aturdimiento miocárdico. Llamativamente, el ECG que sirve de ejemplo en ese artículo, previo a la angioplastia coronaria, presenta iQTc prolongado.
En 1990 Shawl et al2 realizaron la primera publicación que abordó el tema del iQTc en pacientes con AI; era una serie de pacientes sometidos a angioplastia coronaria por lesión crítica y proximal de la arteria coronaria descendente anterior izquierda, y que en el ECG tenían un iQTc prolongado antes del procedimiento que luego de éste se normalizó.
Si bien nuestro seguimiento fue relativamente corto y se podría dudar de los resultados a más largo plazo, recientemente Jiménez-Candil et al18 han publicado que el iQTc es predictor de riesgo, tanto a corto plazo como hasta el año, en una serie de 427 pacientes con SCASEST con diversas anomalías electrocardiográficas al ingreso.
La tasa de eventos en nuestra serie, de alguna manera, fue sorpresiva considerando que eran pacientes con ECG normal al ingreso o anormal pero sin nuevos cambios agudos. Sumado a esto, tenían además un score TIMI de riesgo promedio bajo. Sin embargo, todos los pacientes tenían varios factores de riesgo, estaban sintomáticos al ingreso, el 52,7% de ellos requirieron por su evolución clínica angiografía coronaria, y el 30% tenía IAM previo. Veintiuno de los pacientes del grupo A tuvieron eventos clínicos y la prolongación del iQTc se observó en el 52% de ellos al ingreso. Estas observaciones, en conjunto, indican que el iQTc prolongado puede ser un buen predictor de riesgo cardiovascular y una útil herramienta diagnóstica en pacientes que son admitidos por SCASEST con ECG normal.
De interés y en contraposición a lo publicado por otros autores, que describieron la asociación entre el aumento de la dispersión del QT y la aparición de muerte por arritmia cardiaca en pacientes con enfermedad coronaria, ninguno en nuestro estudio presentó arritmia ventricular severa o muerte arrítmica22. Por lo tanto, el iQTc prolongado en nuestros pacientes fue predictor de riesgo isquémico y no arrítmico.
Seguramente el punto más débil de nuestro trabajo es el número de pacientes, y esto podría ser causa de resultados inestables y la razón de la exclusión del score TIMI y la cTnT, ambos predictores pronósticos bien reconocidos, como variables independientes. El motivo de que se haya incluido a 55 pacientes fue que el reclutamiento se concretó en un solo centro y que debían ser SCASEST con ECG normal o sin nuevos cambios por comparación con un ECG previo realizado los 6 últimos meses. Este último punto fue decisivo en el momento de la selección de los pacientes. De ahí que se debiera recurrir al estudio de un objetivo combinado, entendiendo que si se hubiera elegido sólo muerte, la población debería haber sido mucho mayor.
Asimismo, el seguimiento se realizó en un lapso corto (hasta 30 días después del alta), ya que nuestro objetivo desde el principio fue evaluar al iQTc como predictor de riesgo cercano al alta, sin descartar la posibilidad de variaciones en los resultados si nos hubiéramos propuesto un período de seguimiento mayor. De todas maneras es necesario, en un futuro y con una serie de pacientes más amplia, confirmar estos resultados que podrían haber estado influidos por otros factores no contemplados en esta serie.
Nuestros datos indican que la prolongación del iQTc en pacientes con SCASEST con ECG normal o sin nuevos cambios isquémicos agudos es un predictor independiente de riesgo cardiovascular y que 0,458 s puede ser el punto de corte a tener en cuenta.
Este estudio pretende llamar la atención sobre un tema novedoso y al alcance de cualquier sala de emergencia cardiológica, pero somos conscientes de que se necesita desarrollar estudios con mayor número de pacientes para confirmar y comparar el valor predictivo del iQTc.
VÉASE EDITORIAL EN PÁGS. 561-3
Full English text available from: www.revespcardiol.org
ABREVIATURAS
AI: angina inestable.
cTNT: troponina T cardiaca.
ECG: electrocardiograma.
IAM: infarto agudo de miocardio.
iQTc: intervalo QT corregido.
SCASEST: síndrome coronario agudo sin elevación del segmento ST.
Correspondencia: Dr. F.L. Gadaleta.
Jefe de Unidad Coronaria. Servicio de Cardiología. Hospital Interzonal General de Agudos Eva Perón.
Ricardo Balbín 3200. (1650) San Martín. Provincia de Buenos Aires. Argentina.
Correo electrónico: fgadaleta@intramed.net
Recibido el 2 de julio de 2007.
Aceptado para su publicación el 4 de marzo de 2008.