En primer lugar, felicitar a los autores1. Unir a 24 sociedades científicas es un logro muy importante.
Hemos leído detenidamente el documento, y aunque coincidimos prácticamente con su contenido, tras revisar la literatura2–9, hemos encontrado algunas lagunas. Nos ha llamado la atención la escasa información sobre el puenteo con heparina de bajo peso molecular (HBPM). Si se exceptúa la consideración de que solo se debe «puentear» las enfermedades con alto riesgo de tromboembolias, prácticamente no hay ninguna otra referencia. No se comentan las dosis de HBPM necesarias para el caso de alto riesgo de tromboembolias (el equivalente a enoxaparina 1 mg/kg/12 h o 1,5 mg/kg si se decide utilizar la dosis única2–4), y además se genera una duda cuando en uno de los párrafos se dice literalmente: «La última dosis de HBPM debe administrarse 12 h antes (en caso de dosis profilácticas) y 24 h antes (dosis terapéuticas) de la intervención, y la heparina no fraccionada, en las 4-6 h previas». Según esto existirían dosis profilácticas y terapéuticas, pero no hemos podido constatar ninguna otra información respecto a dosis terapéuticas o profilácticas en el texto. Esto crea dudas sobre qué hacer. Del mismo modo, tampoco se especifica cuándo sería el inicio del tratamiento con HBPM tras el procedimiento, ni cuánto tiempo se mantendría.
Un segundo punto de gran relevancia es en qué casos se puede continuar con la anticoagulación. En el material suplementario se especifica que los marcados con la letra «a» serían los indicados para continuar con la anticoagulación. El problema que surge es que solo un número muy pequeño tiene esta consideración («a»), y da la impresión de que algunas especialidades hospitalarias han sido demasiado conservadoras al primar la posibilidad remota de hemorragia a la de un episodio tromboembólico.
Así, por ejemplo, a pesar de que en el texto se nombre específicamente la ablación de venas pulmonares, esto no se ve reflejado en el material suplementario, en el que este procedimiento no lleva dicha consideración. Otro ejemplo controvertido sería el de los procedimientos dentales, pues no se incluye en la selección la extracción dentaria, a diferencia de otros documentos2,8,9, e incluso con el del propio Colegio de Odontólogos español10.
Y, por último, en oftalmología también se genera una duda. Se especifica por un lado que en procedimientos con anestesia tópica se podría continuar con la anticoagulación, pero en cirugía del segmento anterior se excluye la cirugía de cataratas (¿se refiere a la que no se realice con anestesia tópica?). Estimamos que habría sido preferible añadir además un listado con los procedimientos en que no se debe suspender la anticoagulación, como hacen otras guías y manuales2,3,7–9, que sería lo verdaderamente práctico.
En cualquier caso, reiteramos nuestras felicitaciones por el acuerdo alcanzado, y estimamos que será un documento que todos los profesionales sanitarios implicados consultarán y seguirán.