El tratamiento percutáneo de niños con cardiopatías congénitas ha evolucionado en los últimos años y el implante de stents desempeña un papel importante en algunas de estas enfermedades1. Sin embargo, dado que en los lactantes el crecimiento de los vasos sanguíneos es rápido, se necesitan posteriormente nuevas dilataciones del stent, la retirada quirúrgica o reintervenciones quirúrgicas complicadas. Este problema podría resolverse usando un stent bioabsorbible2.
El stent bioabsorbible ideal para los pacientes pediátricos sería aquel que proporcionara una fuerza radial suficiente y una flexibilidad aceptable para su despliegue en arterias distales, tuviera un perfil bajo y desapareciera sin crear una respuesta inflamatoria local importante ni toxicidades sistémicas.
El armazón vascular bioabsorbible (BVS) (Abbott) es el stent bioabsorbible más avanzado y mejor estudiado3. Se comercializa en diversos tamaños, se reabsorbe por completo en un plazo de 3 años y proporciona soporte mecánico durante un periodo de 6-12 meses4. Teniendo en cuenta las características descritas, el Absorb-BVS podría satisfacer las necesidades de los pacientes pediátricos.
El objetivo del estudio es describir nuestra experiencia con el BVS en el contexto de diversas lesiones vasculares en niños con cardiopatías congénitas.
Se llevó a cabo un estudio retrospectivo, de seguimiento clínico y de intervención. Los objetivos principales fueron el éxito de la intervención y las tasas de complicaciones. Se obtuvo el consentimiento informado de todos los pacientes.
En 8 pacientes, el implante del BVS se realizó como alternativa a la intervención quirúrgica o al implante de un stent metálico sin recubrimiento, en algunos casos como tratamiento puente para una futura intervención quirúrgica definitiva. La mediana de edad fue de 3,8 meses (10 días-6,3 años) y la mediana de peso fue de 3,95 (intervalo, 2,3-20) kg. En la tabla se presentan los datos demográficos y los tipos de obstrucciones de los vasos.
En función del tipo de lesión, el acceso vascular se realizó a través de la vena femoral (n = 5) o la arteria femoral (n = 2), y hubo una intervención híbrida a través de la pared libre del ventrículo derecho. Se evaluó angiográficamente la morfología de la lesión vascular y el diámetro crítico. Si había una obstrucción del vaso crítica y preexistente, y como guía para un implante adecuado, se realizó una predilatación con balón en 5 pacientes. Tras confirmar la decisión de implantar un stent, se aplicó el dispositivo Absorb-BVS. Se usaron tamaños de stent de 3,5 × 12 mm (n = 5), 2,5 × 12 mm (n = 1) y 3 × 12 mm (n = 2). El implante de stent vascular se realizó con éxito en todos los pacientes. No hubo ningún caso de retroceso del stent. En 6 pacientes se necesitó una sobredilatación posterior del stent para alcanzar el diámetro máximo del vaso nativo. El resultado angiográfico fue satisfactorio en todos los pacientes (figura). No hubo ninguna complicación relacionada con la intervención. En el seguimiento hospitalario, todos los pacientes alcanzaron una mejora de los parámetros hemodinámicos o la recuperación clínica.
A: angiografía de las arterias pulmonares de un lactante de 4 meses de edad con un síndrome de hipoplasia del corazón izquierdo en estadio I de paliación. B: angiografía de una coartación del arco aórtico en un recién nacido. C: estenosis grave de la arteria pulmonar del lóbulo derecho. D-F: resultado angiográfico final tras implantarse un armazón vascular bioabsorbible en los 3 pacientes.
Se realizó un seguimiento clínico y ecocardiográfico secuencial de los pacientes para evaluar el estado hemodinámico y la permeabilidad del área tratada con stents. La mediana del periodo de seguimiento fue de 82,1 (3-155) días. Se llevó a cabo una reevaluación angiográfica en 2 pacientes. En el paciente número 2, se aplicó una sobredilatación con balón a los 71 días del implante; sin embargo, no se pudo alcanzar una mejoría clara, y 5 días después el paciente fue aceptado para una corrección quirúrgica completa. Se revaluó al paciente número 5 a los 142 días de la intervención para verificar la integridad y el crecimiento del vaso. La angiografía mostró la permeabilidad y la integridad de la luz del vaso tratado con stent. Se trató con éxito a otros 4 pacientes mediante cirugía correctora (tabla).
Datos demográficos y de seguimiento
Paciente | Edad al implante de stent | Peso (kg) | Obstrucción vascular | Duración de la permeabilidad del stent (días) | Reintervención |
---|---|---|---|---|---|
1 | 2 meses | 3,5 | VPD | 94 | Marsupialización de VPD |
2 | 10 días | 2,5 | Canal venoso* | 76 | Anastomosis directa entre VPD y arteria lobular |
3 | 4 años | 17 | Estenosis de arteria coronaria derecha | 3 | — |
4 | 1 año | 11,6 | VPD | 21 | — |
5 | 6 años | 20 | Arteria de lóbulo inferior derecho | 142 | — |
6 | 16 días | 2,3 | Rama pulmonar izquierda | 129 | Glenn |
7 | 4 meses | 4,4 | Rama pulmonar izquierda | 37 | Glenn |
8 | 14 días | 3,2 | Coartación del arco aórtico | 155 | Coarctectomía. Anastomosis terminoterminal |
VPD: confluencia de la vena pulmonar derecha/línea de sutura quirúrgica.
Con el concepto de armazón transitorio, los stents biodegradables podrían resolver uno de los retos más importantes a los que se enfrentan las intervenciones para las cardiopatías congénitas pediátricas: la adaptación al crecimiento1. Hasta el momento hay poca información publicada sobre el uso del BVS en pacientes pediátricos5. Con el BVS se ha observado un perfil excelente de manejo, trazabilidad y aplicación. El dispositivo es radiotransparente, con 2 marcadores de platino radioopacos que permiten una visualización fácil. Se recomienda la predilatación con balón si hay una obstrucción del vaso crítica y preexistente y como guía para un implante adecuado. En los 5 pacientes para los que se utilizó predilatación con balón, se dilataron los vasos hasta un 80% del diámetro deseado, tras lo cual hubo un retroceso del vaso y se alcanzó una media del 59% del diámetro objetivo, que hizo necesario el implante del stent.
Aunque se ha descrito que la resistencia radial del BVS es similar a la de los stents metálicos, si el BVS se sobredistiende más allá de los límites para los que se ha diseñado, se ha observado que pierde parte de su resistencia radial y posiblemente se fractura. En nuestra cohorte, con objeto de adaptar plenamente el stent a la pared del vaso, en algunos pacientes se verificó que fuera viable y segura una sobredilatación progresiva con balones, hasta hacer que el diámetro fuera 1,5 mm mayor que el diámetro del stent, y que la estructura del stent se mantuviera intacta.
Desde el punto de vista de los tipos de lesiones, hay muchas clases de obstrucciones vasculares diferentes que pueden tratarse con un BVS como opción terapéutica transitoria o permanente o para servir de puente a intervenciones futuras más definitivas.
Como se ha descrito antes, el BVS se reabsorbe en un plazo de 3 meses y proporciona soporte mecánico durante 6-12 meses. Al igual que en estudios recientes5, se observó que estos tiempos pueden ser más cortos en los niños. Se propone la hipótesis de un metabolismo más rápido o una colocación del BVS en vasos con un flujo superior al de las arterias coronarias para las que se diseñaron inicialmente. Esto podría explicar por qué la resistencia mecánica y el cuerpo del stent se conservan durante no más de 3 meses. En los pacientes intervenidos quirúrgicamente, los cirujanos no encontraron restos del stent al examinar el vaso tratado.
Con los avances en el tratamiento percutáneo de las cardiopatías congénitas, los stents bioabsorbibles son ya una realidad. El desarrollo de stents bioabsorbibles de mayor diámetro sería ideal para las indicaciones pediátricas.