Cuando uno visita un hospital extranjero, son muchos los hábitos, rutinas, procedimientos y costumbres que nos resultan familiares: el modo de redactar una historia clínica, por ejemplo, el orden que siguen sus distintos elementos, suele ser idéntico en cualquier hospital del mundo. Pero otros nos llaman la atención por insólitos, chocantes o inusitados. En la mayor parte de los hospitales británicos, sin ir más lejos, está prohibido por ley el uso de la bata blanca; y en sus consultorios no hay nunca mesa ni escritorio situados entre el médico y su paciente.
En los hospitales estadounidenses, siempre me ha sorprendido la gran cantidad de códigos de colores que tienen para los posibles avisos de urgencia o emergencia. Recuerdo un hospital de la Florida, por ejemplo, donde todos los médicos se sabían al dedillo que code red era un aviso de incendio; code yellow servía para avisar de un derrame de productos químicos, escape de gases tóxicos o inflamables, riesgo de contaminación bacteriana o emergencias relacionadas con otros materiales y productos peligrosos; code pink, secuestro de un recién nacido o de un niño; y code orange, amenaza de bomba. Lo malo de este colorido sistema es que los distintos colores no siempre se usan con el mismo significado en todos los hospitales de los Estados Unidos, con lo cual los facultativos venidos de fuera —que pasamos por allí solamente una temporada como médicos visitantes, invitados o en prácticas— nunca sabemos muy bien qué hacer exactamente ante un código de tal o cual color.
Esta profusión codigocromática de los hospitales norteamericanos se halla en el origen de expresiones jergales humorísticas como code brown, para referirse a la incontinencia fecal que se percibe de lejos por el olfato, o a la cama de un paciente manchada de excrementos; es decir, más o menos lo que podría ser para nosotros —en ese mismo registro jergal humorístico que usamos entre médicos cuando nadie nos oye— una «hemorragia de la vena cacaria». Otras expresiones chuscas por el estilo que he oído emplear a nuestros colegas yanquis son code yellow (para referirse a la incontinencia urinaria o a un charco de orina en cualquier lugar del hospital), code pink (probable homosexual, en tanto se aguardan los resultados de la prueba del sida), code purple (solicitud urgente de una UVI móvil para un supuesto herido que en realidad es ya cadáver) y code azure (paciente no reanimable).
Volviendo al terreno del lenguaje serio, posiblemente el más conocido de todos estos códigos de colorines, el más universalmente difundido en casi cualquier hospital estadounidense, es code blue, empleado para referirse a una parada cardíaca o, también, a las medidas de reanimación cardiopulmonar aplicadas en caso de parada cardiorrespiratoria. Ya lo saben, pues, si oyen hablar de pregnant code blue, se trata de una parada cardíaca en una embarazada; y no code blue es un modo de referirse al paciente no reanimable.
Tan frecuente es este uso de code blue en Yanquilandia, que en el registro jergal de las conversaciones cotidianas entre médicos tienden a abreviarlo con frecuencia a code a secas: dicen, por ejemplo, no code con el sentido de «no reanimable», y llaman code cart al carro (o carrito) de paradas y code team al equipo de RCP. O también, ya bordeando otra vez el terreno de lo humorístico, slow code puede ser la respuesta tranquila y pausaaada ante un aviso de parada en un paciente no reanimable, y psycode, la parada cardíaca en el servicio de salud mental (o en un hospital psiquiátrico).
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