Hemos leído con gran interés el artículo de Rey et al.1 publicado recientemente en Revista Española de Cardiología. En dicho trabajo, los autores destacan la mayor incidencia de eventos trombóticos en territorios múltiples y una mayor puntuación de coagulación intravascular diseminada (CID) de la International Society on Thrombosis and Haemostasis (ISTH) en pacientes hospitalizados con coronavirus del síndrome respiratorio agudo grave de tipo 2 (SARS-CoV-2). Si bien los autores aceptan no haber descartado un estado protrombótico preexistente, nuestro grupo, en consonancia con lo descrito por otros autores2, ha planteado el posible papel del daño endotelial, el complemento y la coagulación en la patogénesis de la enfermedad coronavírica de 2019 (COVID-19)3.
Nuestro esquema patogénico se basa en la similitud de determinados hallazgos clínicos e histopatológicos de diferentes entidades que tienen en común la microangiopatía trombótica con la COVID-19 y plantea que el daño inducido por esta enfermedad tiene un origen endotelial que afecta a través de 2 vías patogénicas: una inflamatoria, en la que predomina el componente de «tormenta de citocinas», y una microangiopática en la que estaría implicado el sistema del complemento3.
Además, la propia afección endotelial condicionaría una activación plaquetaria que, a su vez, alteraría la coagulación y ocasionaría una CID, tal como describen los autores del artículo. Este hecho per se podría aumentar la trombina y la protrombina y desencadenar una activación del complemento a través de C54. En este sentido, se ha descrito un caso de microangiopatía trombótica en un paciente con COVID-19 grave que demuestra la relación patogénica entre estas entidades5. No se puede olvidar el papel que la deficiencia de ADAMTS13 podría tener en las formas graves de la enfermedad, tal como apuntan Huisman et al. en un trabajo reciente6.
Por otro lado, la propia vía inflamatoria, a través de ciertas serina-proteasas de neutrófilos y macrófagos, podría activar el complemento7. Por ello, creemos que en la patogénesis de la COVID-19 existe una fuerte relación entre inflamación, complemento, microangiopatía trombótica y coagulación. Es posible que estemos ante un nuevo síndrome inflamatorio-microtrombótico relacionado con la COVID-19 que podría explicar los tan interesantes hallazgos de los autores2–4.