El tratamiento neurohormonal recibido por nuestro paciente estaba compuesto por un bloqueador beta, bisoprolol y un inhibidor de la enzima de conversión de la angiotensina (IECA), enalapril. Tras 3 meses de seguimiento, no presentó nuevos episodios de dolor torácico ni clínica compatible con insuficiencia cardiaca.
Tal y como hacen referencia en la carta, pese a que el tratamiento con bloqueador beta podría frenar el impacto de la descarga catecolaminérgica que se presupone como mecanismo fisiopatólogico en el tako-tsubo, no se han demostrado beneficios clínicos. Por otro lado, el tratamiento con IECA, con los que sí se ha evidenciado mejora de la supervivencia en un registro, podría contribuir a mejorar el remodelado ventricular.
En el caso de la enfermedad coronavírica de 2019 (COVID-19), el tratamiento con IECA ha generado controversia. Al inicio del descubrimiento de la enfermedad, estudios en animales1 demostraron que el coronavirus utiliza la enzima de conversión de la angiotensina 2 (ECA2), una aminopeptidasa con abundante expresión en los pulmones y el corazón, como receptor para su entrada en la célula. El tratamiento con IECA aumenta la expresividad de la ECA2, por lo que surgió la hipótesis de que podría modificar la susceptibilidad a la infección o su virulencia. Posteriormente, un estudio de casos y controles2 con más de 6.000 pacientes no demostró evidencia en cuanto a la relación del tratamiento con estos fármacos y la COVID-19, por lo que los protocolos actuales recomiendan mantener el tratamiento con IECA en pacientes con infección por SARS-CoV-2 si no existe otra contraindicación.
Dado que la miocardiopatía de tako-tsubo es una complicación poco frecuente de la infección por SARS-CoV-2, hasta la fecha no hay estudios específicos sobre el tratamiento recomendado. El único tratamiento con evidencia sobre la supervivencia en la COVID-19 es la corticoterapia3 (dexametasona), posiblemente gracias a su efecto en la cascada inflamatoria que se produce en esta enfermedad. Teniendo en cuenta que el estado de inflamación sistémica puede contribuir al desarrollo de la miocardiopatía de tako-tsubo, el tratamiento con dexametasona podría influir en su aparición y su evolución, aunque hacen falta estudios específicos para evaluarlo.