Hemos leído con interés el caso clínico de Oyarzabal et al.1 sobre miocardiopatía de tako-tsubo precipitada por la nueva enfermedad coronavírica de 2019 (COVID-19). El caso clínico al que se hace referencia debería crear conciencia entre los médicos sobre la diversidad de complicaciones cardiovasculares asociadas con la COVID-19, que ahora comprende la miocardiopatía de tako-tsubo. A causa de la rareza de esta complicación, puede ser útil dejar constancia del tratamiento y la evolución clínica de estos pacientes. Aunque Oyarzabal et al.1 hayan citado el uso de tratamiento neurohormonal en su paciente con miocardiopatía de tako-tsubo, no se han enumerado los detalles de la pauta posológica.
La evidencia sobre el uso del tratamiento neurohormonal en pacientes con miocardiopatía de tako-tsubo no es concluyente hasta ahora. Este método de tratamiento generalmente incluye bloqueo beta o inhibición del sistema renina-angiotensina. Sin embargo, el tratamiento con bloqueadores beta no se ha mostrado eficaz para prevenir la recidiva de la miocardiopatía de tako-tsubo. En una revisión sistemática y metanálisis de la incidencia y los marcadores de la recidiva de la miocardiopatía de tako-tsubo, se comunicó que la tasa de recidiva era independiente del uso clínico de un bloqueador beta2. Además, más del 30% de los 1.750 pacientes del estudio del International Takotsubo Registry recibían bloqueadores beta cuando apareció la miocardiopatía de tako-tsubo3. El estudio tampoco mostró evidencia de beneficio en la mortalidad al año con los bloqueadores beta al alta tras un ingreso por miocardiopatía de tako-tsubo. Además, en un análisis retrospectivo de 2.672 pacientes con miocardiopatía de tako-tsubo, 423 de ellos recibieron tratamiento con bloqueadores beta durante los primeros 2 días tras el diagnóstico, y no hubo asociación significativa entre el uso de bloqueadores beta y la mortalidad hospitalaria a los 30 días4.
La evidencia es dispar sobre el uso de un inhibidor del sistema renina-angiotensina en pacientes con miocardiopatía de tako-tsubo. Como se comunicó en el estudio del International Takotsubo Registry, el uso de un inhibidor de la enzima de conversión de la angiotensina o un antagonista del receptor de la angiotensina II se asoció con un beneficio en la supervivencia al año3. Sin embargo, un estudio posterior de la Clínica Mayo que incluyó a 265 pacientes con miocardiopatía de tako-tsubo encontró que la prescripción de un inhibidor de la enzima de conversión de la angiotensina en el momento del alta no era un predictor significativo de la supervivencia a 1 año5.
No obstante, es posible que la evolución clínica asociada con el tratamiento neurohormonal sea diferente en función del cuadro clínico desencadenante. Por lo tanto, sería útil que los autores detallasen la pauta posológica del tratamiento de su paciente y su evolución, para añadirlas a la bibliografía sobre los tratamientos que pueden ser valiosos o no serlo en la miocardiopatía de tako-tsubo precipitada por COVID-19.