Hemos leído atentamente los resultados del registro de Código Infarto de la ACI-SEC1, donde se muestran datos del electrocardiograma (ECG) especificados y las proporciones de falsos positivos y falsos negativos.
Llama la atención en el artículo: a) que haya 265 de 5.401 códigos activados sin información del ECG (por lo que no pudieron entrar en la revisión); b) un 13,9% de falsos positivos tras la activación adecuada; c) un 12% de falsos positivos clínicos; d) en la tabla 1 no se especifica el retraso diagnóstico según el lugar de primer contacto médico, y e) falta información sobre el tiempo entre la realización del ECG y el diagnóstico.
Recientemente, una revisión de Birnbaum et al.2 se ha centrado en múltiples aspectos de la interpretación del ECG que se deben considerar para su incorporación en cualquier actualización futura de la definición universal de infarto de miocardio, ya que la cuarta3 se centra en la distinción entre lesión miocárdica no isquémica e infarto de miocardio, junto con el papel de la resonancia magnética cardiovascular, para definir la etiología de la lesión miocárdica. Como consecuencia, hace menos énfasis en la actualización de las partes de la definición relativas a los cambios del ECG relacionados con el infarto de miocardio. La evidencia de isquemia miocárdica es un requisito para el diagnóstico de infarto de miocardio, y el ECG es el principal medio disponible para: a) detectar isquemia aguda; b) clasificar, y c) estratificar el riesgo en el momento de la presentación.
Sin embargo, lo importante es el retraso diagnóstico y los falsos negativos, ya que son frecuentes los errores en el diagnóstico del síndrome coronario agudo tributarios de intervención coronaria percutánea urgente o emergente4, como por ejemplo el infarto inferobasal con imagen especular predominante, la fase hiperaguda del infarto agudo de miocardio con elevación del segmento ST que cursa con ST isoeléctrico y onda T picuda (oclusión de la arteria descendente anterior), onda T negativa de gran voltaje en V1-V3 (patrón de posreperfusión espontánea inestable de la arteria descendente anterior), ST poco elevado en I y aVL (oclusión de la arteria primera diagonal), ST mínimamente elevado en pocas derivaciones que no cumple criterios estrictos de reperfusión o desconocer los criterios de Sgarbossa, entre otros.
Queremos felicitar a los autores por haber tenido en cuenta las alteraciones del ECG y casi todos los tiempos de retraso. Esperamos que en futuros análisis se incorpore también esta información.
FINANCIACIÓNNinguna.
CONTRIBUCIÓN DE LOS AUTORESTodos los autores contribuyeron por igual en la redacción del manuscrito.
CONFLICTO DE INTERESESNinguno.