ISSN: 0300-8932 Factor de impacto 2023 7,2
Vol. 73. Núm. 12.
Páginas 1081-1082 (Diciembre 2020)

Carta al editor
Melatonina, coronavirus, enfermedad cardiovascular y emergencia geriátrica: ¡usemos todo lo que tenemos!

Melatonin, coronavirus, cardiovascular disease, and the geriatric emergency: let's use everything we have!

Alberto Domínguez-RodríguezabcRussel J. ReiterdPedro Abreu-GonzálezePaul E. Marikf

Opciones

Sr. Editor:

Hemos leído con interés el documento adjunto de la Sección de Cardiología Geriátrica de la Sociedad Española de Cardiología relativo a la emergencia geriátrica y la enfermedad coronavírica de 2019 (COVID-19)1. Según los datos publicados por el Ministerio de Sanidad de España, hasta el 24 de mayo de 2020 se habían diagnosticado en el país 235.772 casos confirmados de COVID-19, y el 86% de los fallecidos eran personas de más de 70 años2. Quisiéramos señalar algunos puntos importantes acerca de la melatonina, los pacientes ancianos y la COVID-19.

Algunas revisiones excelentes han señalado que la melatonina tiene efectos beneficiosos significativos contra la lesión por isquemia-reperfusión, la lesión por hipoxia miocárdica intermitente crónica, la hipertensión pulmonar, la hipertensión, las valvulopatías, las enfermedades vasculares y el metabolismo lipídico3,4. La melatonina se sintetiza a partir del triptófano en la glándula pineal y en la mayor parte de los órganos del cuerpo, ya que su producción está asociada con las mitocondrias. Es de destacar que las altas concentraciones de melatonina desempeñan un papel favorable por lo que respecta a la salud y el envejecimiento3. La melatonina, un producto cronobiótico bien conocido, es también un prometedor fármaco adyuvante para las infecciones víricas, debido a sus propiedades antiinflamatorias, antiapoptóticas e inmunomoduladoras y sus potentes acciones antioxidantes. La melatonina se une a los receptores M1 y M2 que pueden observarse en las retinas y el cerebro, así como en el corazón, el intestino, los linfocitos y el hígado3.

Las concentraciones de melatonina cambian a lo largo de la vida de un individuo. La concentración nocturna de melatonina más alta es la de los niños pequeños, con aproximadamente 325 pg/ml, y luego disminuyen gradualmente con el avance de la edad. Por ejemplo, las concentraciones son de entre 50 y 55 pg/ml entre los 15 y los 50 años; aproximadamente 27 pg/ml entre los 50 y los 70, y alrededor de 15 pg/ml después de los 70 años3. La infección de la COVID-19 ataca la vía de síntesis de la melatonina, con lo que da lugar a una reducción de las concentraciones de esta en un momento en el que la melatonina es más necesaria que nunca. Esto conduce a menudo a respuestas inmunitarias alteradas, y específicamente a la hiperreactividad de la respuesta de inmunidad innata. La respuesta inmunitaria innata descontrolada fomenta una reacción inflamatoria masiva y causa un daño tisular irreversible y muerte5,6. Nuestro grupo ha publicado recientemente una revisión sobre cómo diversas comorbilidades (diabetes mellitus, hipertensión, obesidad y enfermedad cardiovascular) pueden afectar a la vía melatoninérgica y su relación con la COVID-19. Además, se propone una dosis de melatonina para el tratamiento y para un uso profiláctico6.

Cuando se desarrolle una vacuna, es posible que no sea igual de efectiva en las personas ancianas. En la literatura científica, se ha descrito una respuesta inmunitaria a las vacunas limitada en las personas de edad avanzada, debido a la inmunosenescencia7. Por consiguiente, hay una urgente necesidad de un tratamiento adyuvante para potenciar la eficacia de las vacunas en los ancianos en el marco de la crisis de la COVID-19, y la melatonina es un candidato apropiado para ello6. La melatonina es un producto barato y cuya producción es ampliable. Tiene un periodo de conservación prolongado y el modo de transporte más sencillo posible y puede administrarse por vía oral en zonas remotas.

En circunstancias normales, la conclusión de esta carta al Editor sería iniciar estudios clínicos prospectivos de profilaxis en los ancianos, dividiendo a los pacientes en 2 grupos de casos y controles, de tal manera que los de un grupo recibieran la asistencia estándar sola y los del otro, la asistencia estándar complementada con melatonina. Supóngase que se lleva a cabo exactamente este tipo de estudio y finalmente se llega a la conclusión de que la melatonina reduce las tasas de hospitalización y la incidencia de complicaciones irreversibles tras la infección. En la actual crisis de la COVID-19, existe un problema ético grave para aplicar este enfoque, que por lo demás es correcto. Dado que se sabe que la melatonina es un producto de venta sin receta, de fácil acceso, barato y seguro8, ¿cómo podemos justificar que no se use en millones de personas de modo que estas no se beneficien de ello en este periodo en que nos afecta una crisis mortífera? Por lo tanto, proponemos informar de inmediato a médicos, enfermeras, profesionales de la salud y población general, sobre los posibles beneficios de la melatonina para los pacientes con COVID-19.

Agradecimientos

Esta investigación fue financiada por la Fundación Canaria Instituto de Investigación Sanitaria de Canarias (FIISC) (PIFUN11/18).

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A. Shneider, A. Kudriavtsev, A. Vakhrusheva.
Can melatonin reduce the severity of COVID-19 pandemic?.
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