La endocarditis infecciosa (EI) relacionada con la atención sanitaria (EIAS) es un tipo de EI de incidencia creciente y elevada mortalidad. Diversos estudios ponen de manifiesto que estas EI tiene un perfil demográfico y clínico distinto del de las clásicas EI nativas o protésicas (mayor edad, más comorbilidades y distintos microorganismos causales)1–4. Aunque existen estudios centrados en la EIAS y sus diferencias con respecto a otras endocarditis1–6, no hay artículos que analicen las diferencias entre las 2 formas de EIAS, nosocomiales y nosohusiales.
Por ello, se propuso estudiar los cambios epidemiológicos y la incidencia relativa de las EIAS en los últimos 33 años en nuestro centro y las diferencias entre las nosocomiales y nosohusiales en sus características clínicas, su tratamiento y su mortalidad. Se consideraron EI nosocomiales las contraídas durante un ingreso hospitalario o en los 2 meses posteriores a este6 y nosohusiales (o no nosocomiales), las adquiridas en el ámbito extrahospitalario como consecuencia de procedimientos médicos ambulatorios (endoscopias, tratamientos intravenosos, hemodiálisis, portadores de catéteres, sondajes urinarios…) en los 2 meses posteriores6. No se consideraron EI nosocomiales o nosohusiales las relacionadas con manipulaciones dentales ni las EI protésicas que no cumplieran ninguno de los criterios anteriores.
Para ello, se evaluó una serie de 512 casos consecutivos diagnosticados de EI en nuestro centro desde 1987 hasta 2021, se analizó la incidencia relativa de EIAS, nosocomiales y nosohusiales, en 3 periodos (1987-2000, 2001-2010 y 2011-2021) y se compararon las características de las EI nosocomiales y nosohusiales. Para el análisis estadístico, se utilizó el test de la t de Student para variables cuantitativas y la prueba de la χ2 para proporciones. Aprobó el estudio el comité ético del centro y se obtuvo el consentimiento informado de los pacientes. De los 512 casos de EI, 106 fueron EIAS (el 20,7% del total), 27 nosocomiales (el 5,3% del total y el 25,5% de las EIAS) y 79 nosohusiales (el 15,4% del total y el 74,5% de las EIAS).
En la figura 1 se muestra la proporción de casos de EIAS, EI nosocomiales y EI nosohusiales durante el periodo de estudio. En el periodo 1987-2000 no hubo ningún caso de EIAS, mientras que supusieron el 35,5% de todos los casos de EI en 2001-2010 y el 31,1% en 2011-2021 (p<0,001). Se observó un aumento significativo de EI nosocomiales desde 2001-2010 a 2011-2021, pasando del 3,8 al 31,6% del total de EI y del 10,7 al 37,3% de las EIAS (p=0,01), mientras que se mantuvo sin diferencias significativas la proporción de casos de EI nosohusiales (respectivamente, el 11,6 y el 19,5% del total de EI y el 89,3 y el 62,7% de las EIAS).
En la tabla 1 se muestra la comparación de las características de las EI nosocomiales y nosohusiales en todo el periodo de estudio. No hubo diferencias significativas entre ambos grupos en prácticamente ninguna de las variables analizadas, con similares edad, proporción de varones y mujeres y tipos de EI (nativas o protésicas). Los microorganismos causales fueron también los mismos; el más frecuente fue Staphylococcus aureus en ambos grupos (tabla 1). No hubo diferencias en los microorganismos causales en ningún tipo de EIAS entre los periodos 2001-2010 y 2011-2021. Los estafilococos produjeron el 49,1% de todas las EIAS en 2001-2010 (el 57,1% de las nosocomiales y el 48,1% de las nosohusiales) y el 48,9% en 2011-2021 (el 60% de las nosocomiales y el 40% de las nosohusiales); los estreptococos, el 11,5% (el 14,3% de las nosocomiales y el 11,1% de las nosohusiales) en 2001-2010 y el 11,1% (el 5% de las nosocomiales y el 16% de las nosohusiales) en 2011-2021, y los enterococos, el 19,7% (el 14,3% de las nosocomiales y el 20,6% de las nosohusiales) en 2001-2010 y el 22,3% (el 25% de las nosocomiales y el 20% de las nosohusiales) en 2011-2021. La localización de la EI fue con mayor frecuencia tricuspídea en las EI nosohusiales (el 17,7% frente a 0; p=0,018), probablemente en relación con una tendencia a una mayor proporción de hemodiálisis como puerta de entrada en este grupo (el 22,8 frente al 7,4%; p=0,077). Otras enfermedades frecuentes en las EI nosohusiales fueron un cáncer previo (11,4%), situaciones de inmunosupresión (10,1%), diabetes mellitus (10,1%), hepatopatías crónicas (8,9%), enfermedades intestinales crónicas (6,3%) e insuficiencia renal sin diálisis (tabla 1). Hubo una elevada incidencia de complicaciones graves en ambos grupos (el 66,7 y el 69,6% respectivamente). Se operaron en la fase activa de la EI el 59,3% de las EI nosocomiales y el 56,9% de las nosohusiales (sin diferencias en el tipo de cirugía entre ambos tipos), y la mortalidad precoz también fue similar entre los grupos (tabla 1). La mortalidad precoz fue ligeramente más alta en el periodo 2011-2021 en ambos grupos, pero sin diferencias entre EI nosomiales y nosohusiales (el 25 frente al 31,5% en 2001-2021 y el 36,3 frente al 39,1% en 2011-2021, no significativas).
Comparación de las características de las endocarditis infecciosas nosocomiales y nosohusiales en nuestro medio (2001-2021)
EI nosocomiales (n = 27) | EI nosohusiales (n = 79) | p | |
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Edad (años) | 67±11 | 66±15 | 0,542 |
Mujeres | 10 (37,1) | 35 (44,3) | 0,509 |
Localización | |||
Aórtica | 12 (44,5) | 22 (27,8) | 0,110 |
Tricuspídea | 0 | 14 (17,7) | 0,018 |
Mitral | 15 (55,5) | 41 (51,9) | 0,742 |
Pulmonar | 0 | 2 (2,6) | 0,403 |
Tipo de EI | |||
Nativa | 17 (62,9) | 50 (55,5) | 0,657 |
Protésica | 10 (37,1) | 29 (44,5) | |
Microorganismos | |||
Staphyllococcus aureus | 8 (29,6) | 22 (27,8) | 0,859 |
Streptococcus epidermidis | 7 (25,9) | 15 (18,9) | 0,442 |
S. viridans | 4 (14,8) | 9 (10,3) | 0,639 |
Enterococcus sp. | 5 (18,5) | 19 (21,1) | 0,553 |
Otros | 3 (11,2) | 12 (13,3) | 0,599 |
Comorbilidades | |||
Diabetes mellitus | 4 (14,8) | 8 (10,1) | 0,506 |
Cáncer | 3 (11,2) | 9 (11,4) | 0,929 |
Hepatopatía crónica | 4 (14,8) | 7 (8,9) | 0,381 |
Inmunodepresión | 3 (11,2) | 8 (10,1) | 0,869 |
Insuficiencia renal grave | 6 (22,5) | 21 (22,4) | 0,589 |
Enfermedad intestinal | 2 (7,4) | 5 (6,3) | 0,845 |
Puerta de entrada | |||
Hemodiálisis | 2 (7,4) | 18 (22,8) | 0,077 |
Catéter intravascular | 8 (29,6) | 16 (20,2) | 0,314 |
Sonda vesical | 6 (22,2) | 10 (12,6) | 0,231 |
Endoscopia digestiva | 4 (14,8) | 19 (24,1) | 0,314 |
Cateterismo cardiaco | 2 (7,4) | 6 (7,6) | 0,974 |
Otros | 3 (11,2) | 10 (12,6) | 0,832 |
Complicaciones graves | 18 (66,7) | 55 (69,6) | 0,774 |
Complicaciones totalesa | |||
Insuficiencia cardiaca | 12 (44,4) | 40 (48,7) | 0,578 |
Neurológicas | 2 (7,4) | 6 (7,6) | 0,974 |
Renales | 1 (3,7) | 2 (2,5) | 0,751 |
Embolias | 5 (18,5 | 9 (11,4) | 0,345 |
Abscesos | 5 (18,5) | 9 (11,4) | 0,345 |
Aneurismas micóticos | 1 (3,7) | 0 | 0,085 |
Cirugía en fase activab | 16 (59,3) | 45 (56,9) | 0,834 |
Urgente/emergente | 3 (11,2) | 8 (10,1) | 0,973 |
Electiva | 13 (48,1) | 37 (46,8) | 0,906 |
Mortalidad precozc | 9 (33,3) | 28 (35,4) | 0,842 |
Mortalidad totald | 10 (37,0) | 30 (38,0) | 0,930 |
EI: endocarditis infecciosas.
Complicaciones totales: al menos 1 de las siguientes: insuficiencia cardiaca, ictus u otras complicaciones neurológicas, insuficiencia renal aguda con filtrado glomerular <30ml/min/m2, fenómenos embólicos, abscesos miocárdicos o en otras regiones y aneurismas micóticos.
En conclusión, las EIAS han sido un tercio de todas las EI en nuestro centro en las últimas 2 décadas, y en general han predominado las EI nosohusiales. Sin embargo, se observa una tendencia significativa al aumento de las EI nosocomiales en los últimos años, probablemente en relación con los cambios en el perfil demográfico y de comorbilidades de la población que ingresa al hospital y el aumento de procedimientos invasivos realizados en estos pacientes. Al contrario que en otros trabajos5, no se encontraron diferencias clínicas ni estadísticamente significativas entre las EI nosocomiales y las nosohusiales en la serie total ni en los 2 subperiodos de tiempo; en nuestra experiencia tienen un perfil microbiológico y unas características similares, lo que indica que su tratamiento no debe ser distinto y que ello no implica un distinto pronóstico en cuanto a complicaciones y mortalidad. La mortalidad del grupo estudiado es muy elevada, lo que probablemente tenga relación con el perfil de riesgo de los pacientes.
FINANCIACIÓNNo se ha recibido financiación.
CONTRIBUCIÓN DE LOS AUTORESG. Heredia Campos ha redactado la carta científica. G. Heredia Campos, A. Resúa Collazo, C. Fernández-Avilés, P. Anguita Gámez, J.C. Castillo Domínguez y M. Anguita Sánchez han colaborado en la creación de la base de datos. P. Anguita Gámez, J.C. Castillo Domínguez y M. Anguita Sánchez han realizado el análisis estadístico. M. Anguita Sánchez ha supervisado y dirigido la creación de la carta científica.
CONFLICTO DE INTERESESNinguno.