Hemos leído con atención el documento de expertos1 acerca de la organización del código shock en España y, efectivamente, compartimos la idea de que el código shock debe estar correctamente organizado y debe haber una gradación asistencial en los distintos centros que participan para mejorar y optimizar los recursos disponibles. Es en este punto precisamente, que atañe a los recursos que ya existen, en el que discrepamos acerca de lo que se expone en el documento. Es por todos sabido que, para una planificación sanitaria adecuada, lo primero es cuantificar los recursos disponibles2. En España hay prácticamente la misma cantidad de centros con hemodinámica y Código IAM propios con y sin cirugía cardiaca (CCARD)3, y estos últimos no se ven representados en el documento1 a pesar de que en ellos se atiende a casi a la mitad de la población de nuestro país. El infarto agudo de miocardio (IAM) es la primera causa de shock cardiogénico4, y la medida más eficaz para tratarlo es la revascularización percutánea de la arteria culpable (intervención coronaria percutánea primaria) lo antes posible5. La recomendación es que se lleve a cabo en el centro de Código IAM correspondiente, y esta actuación está por delante de otras más complejas, como se ha comunicado recientemente6.
En el documento de expertos, a la hora de establecer el nivel de referencia de los distintos centros, se pasa de «tercer nivel» de atención (hospitales comarcales) a «segundo nivel» (hospitales con CCARD y Código IAM), y se detalla que en este tipo de centros se pueden implementar medidas percutáneas para el tratamiento del shock (intervención coronaria percutánea con o sin asistencias de corta duración) y que en la gran mayoría de las ocasiones con estas medidas el resultado del tratamiento es eficaz. Se reserva el «primer nivel» de referencia solo a los casos refractarios a tratamiento o de shock más profundo. En esta secuencia de distintos niveles de atención, se obvian todos los centros con Código IAM sin CCARD, que como se ha comentado representan prácticamente la mitad del total y dan cobertura actualmente a una población de entre 15 y 20 millones de habitantes. Actualmente en estos hospitales se está prestando una atención adecuada a este tipo de pacientes, que incluye asistencias percutáneas de corta duración, con unos resultados excelentes (balón de contrapulsación, Impella o incluso oxigenador extracorpóreo de membrana [ECMO]), sin que para el empleo de este tipo de asistencias sea necesario que haya CCARD en el centro. En este sentido, el documento de organización del shock cardiogénico del Departamento de Salud de Cataluña (figura 1)7 tiene en cuenta todos los recursos de que dispone y realiza una organización más adecuada que la que se propone en el documento publicado en Revista Española de Cardiología. Así, a la vista de la evidencia actual, los recursos y la formación de los profesionales y la dotación de los centros disponibles, se debería plantear que, del mismo modo que en la atención de «primer nivel» se incluyen centros sin trasplante cardiaco pero con la posibilidad de implantar asistencias ventriculares de larga duración, en el «segundo nivel de asistencia» deberían incluirse todos los hospitales con código IAM propio, con o sin CCARD, ya que son centros que pueden implantar asistencias ventriculares de corta duración y la intervención coronaria percutánea primaria es la medida más eficaz para el tratamiento de la mayoría de estos pacientes, que después se trasladarían a los centros de referencia si fuese necesario. Es así, contando con todos los recursos que ya existen y funcionan adecuadamente, actuando de forma coordinada sin generar malestar entre profesionales y poniendo al paciente como centro del sistema sanitario, como se conseguirá mejorar los resultados de una patología tan compleja como el shock cardiogénico.
Organización del Código Shock en Cataluña7. ECMO-VA: oxigenador extracorpóreo de membrana venoarterial; IAM: infarto agudo de miocardio.
Los autores declaran que no han recibido financiación externa para el presente trabajo.
CONTRIBUCIÓN DE LOS AUTORESEn el anexo se recoge la relación de responsables de centros con Código Infarto sin cirugía cardiaca que suscriben el presente documento.
J. Caballero-Borrego, J. Casanova-Sandoval, J.C. Fernández-Guerrero, A. Frutos-García, A. Gómez-Menchero, J. Jiménez-Mazuecos, I. Lozano Martínez-Luenga, F.J. Molano-Casimiro, R. Ocaranza-Sánchez, N. Ribas-Barquet, J. Robles-Alonso, J.R. Rumoroso-Cuevas, I. Sánchez-Pérez, M. Tellería-Arrieta, A. Torres-Bosco, F. Valencia-Serrano y B. Vaquerizo-Montilla han contribuido de igual modo en el diseño de esta carta al editor, así como en la búsqueda bibliográfica, la interpretación, la redacción y la revisión del original y la aprobación final.
CONFLICTO DE INTERESESLos autores declaran no tener conflicto de intereses.
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Juan Caballero-Borrego, Unidad de Hemodinámica, Servicio de Cardiología, Hospital Universitario Clínico San Cecilio, Instituto de Investigación Biosanitaria IBS, Granada, España.
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Juan Casanova-Sandoval, Unidad de Hemodinámica, Servicio de Cardiología, Hospital Universitario Arnau de Vilanova, Lleida, España.
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Juan Carlos Fernández-Guerrero, Servicio de Cardiología, Hospital Universitario de Jaén, Jaén, España.
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Araceli Frutos-García, Servicio de Cardiología, Hospital Universitario Sant Joan d’Alacant, Alicante, España.
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Antonio Gómez-Menchero, Servicio de Cardiología, Hospital Universitario Juan Ramon Jiménez, Huelva, España.
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Jesús Jiménez-Mazuecos, Servicio de Cardiología, Complejo Hospitalario Universitario de Albacete, Albacete, España.
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Íñigo Lozano Martínez-Luenga, Servicio de Cardiología, Hospital Universitario de Cabueñes, Gijón, Asturias, España.
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Francisco Javier Molano-Casimiro, Servicio de Cardiología, Hospital Universitario de Valme (Área Sanitaria Sur de Sevilla), Sevilla, España.
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Raimundo Ocaranza-Sánchez, Servicio de Cardiología Intervencionista, Hospital Universitario Lucus Augusti, Lugo, España.
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Núria Ribas-Barquet, Unidad Coronaria, Servicio de Cardiología, Hospital del Mar, Barcelona, España; Grupo de Investigación en Enfermedades del Corazón (GREC), Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM), Barcelona, España; Departamento de Medicina y Ciències de la Vida (MELIS), Universitat Pompeu Fabra (UPF), Barcelona, España.
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Javier Robles-Alonso, Unidad de Hemodinámica, Servicio de Cardiología, Hospital Universitario de Burgos, Burgos, España.
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José Ramón Rumoroso-Cuevas, Servicio de Cardiología Intervencionista, Hospital Universitario Galdakao, Galdakao, Vizcaya, España.
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Ignacio Sánchez-Pérez, Servicio de Cardiología, Hospital General Universitario de Ciudad Real, Ciudad Real, España.
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Miren Tellería-Arrieta, Unidad de Hemodinámica, Servicio de Cardiología, Hospital Universitario Donostia, Donostia, Guipúzcoa, España.
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Alfonso Torres-Bosco, Unidad de Hemodinámica, Servicio de Cardiología, Hospital Universitario de Álava, Vitoria, Álava, España.
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Félix Valencia-Serrano, Unidad de Hemodinámica, Servicio de Cardiología, Hospital Universitario Torrecárdenas, Almería, España.
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Beatriz Vaquerizo-Montilla, Servicio de Cardiología, Grupo de Investigación en Enfermedades del Corazón (GREC), Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM), Barcelona, España; Departamento de Medicina y Ciències de la Vida (MELIS), Universitat Pompeu Fabra (UPF), Barcelona, España.