Sra. Editora:
Hemos leído con gran interés el excelente artículo de Górriz Teruel et al1 sobre la valoración de la afección renal en los pacientes con enfermedad cardiovascular. En esa extensa y brillante puesta al día, los autores no mencionan la cistatina C (CC), marcador biológico para la estimación de la función renal que en los últimos años ha cobrado especial importancia por su papel en la estratificación del riesgo cardiovascular.
La enfermedad renal crónica suele asociarse a la enfermedad cardiovascular e incrementa de modo considerable el riesgo del paciente. Recientes estudios han demostrado que incluso leves deterioros de la función renal tienen relación con este riesgo elevado, lo que está llevando a considerar los marcadores de función renal como verdaderos centinelas del riesgo cardiovascular2.
La CC en una proteína inhibidora de la cisteinproteasa, producida por todas las células nucleadas con una tasa de síntesis muy estable. Su bajo peso molecular y su alto punto isoeléctrico permiten que se elimine casi exclusivamente por filtración glomerular. En su concentración no influyen la edad, el sexo o la ingesta de proteínas, y hay mayor sensibilidad a pequeños cambios en el filtrado glomerular. Son todas estas características lo que ha identificado que su concentración plasmática sea uno de los mejores marcadores del filtrado glomerular3. Recientemente han surgido diversas publicaciones en las que se observa una asociación entre valores elevados de CC y el desarrollo de complicaciones cardiovasculares en pacientes con enfermedad coronaria.
Koenig et al4 han estudado el valor de la CC para predecir eventos cardiovasculares futuros en pacientes con enfermedad coronaria. Incluyeron en su estudio a una cohorte de 1.033 pacientes diagnosticados de enfermedad coronaria en los 3 meses previos a la inclusión. Los pacientes con insuficiencia renal evaluada por la creatinina plasmática o por el aclaramiento de creatinina (Crcl) presentaban valores de CC en el quintil superior en comparación con los que tenían insuficiencia renal ligera o una función renal normal. De acuerdo con la incidencia de eventos adversos cardiovasculares, no se hallaron diferencias significativas entre los pacientes con diversos grados de disfunción renal valorada según la creatinina plasmática (incidencia de eventos del 5,4% con creatinina > 106μmol/l frente a incidencia del 7% con creatinina<106μmol/l; p=0,63) o según el Crcl (una incidencia de eventos del 7% en pacientes con Crcl < 60ml/min, del 9% en pacientes con Crcl de 60-90ml/min y del 6,3% en pacientes con Crcl > 90ml/min; p=0,1). No obstante, en relación con la CC, hubo diferencias significativas en cuanto a la probabilidad de presentar un evento cardiovascular según el quintil de CC (el 14% para el quintil superior y el 7,7, el 4,3, el 3,9 y el 5% para el resto de los quintiles en orden descendente; p<0,0001).
Un estudio realizado en España en pacientes con síndrome coronario agudo demostró que los pacientes con cifras más elevadas de CC presentaron peor pronóstico cardiovascular, incluso en el grupo de pacientes con filtrado glomerular estimado normal, lo que podría tener implicaciones en la estratificación del riesgo de este grupo de pacientes5. Asimismo, Cepeda et al6 presentaron el primer estudio realizado en nuestro país determinando la prevalencia de CC elevada y su relación con factores de riesgo cardiovascular en población general.
Dada la evidencia científica acumulada en la literatura médica durante los últimos años, creemos que la CC debe ser considerada un mejor marcador de función renal que otras medidas habituales (creatinina sérica y tasa de filtrado glomerular), con altas posibilidades de encontrar una aplicación práctica en los distintos escenarios clínicos de las enfermedades cardiovasculares.
Autor para correspondencia: adrvdg@hotmail.com