Sra. Editora:
La rotura de un balón de expansión es una complicación relativamente frecuente en procedimientos de intervencionismo cardiovascular1,2. Se puede sospechar que se ha producido fractura de balón cuando este pierde su forma original o se observa fuga de contraste. La rotura completa puede comportar la embolización de material a estructuras distales. La rotura parcial puede impedir la adecuada extracción del balón, además de producir efectos de obstrucción del flujo sanguíneo por la expansión horizontal del material.
Presentamos el caso de una niña de 10 años con una cardiopatía congénita consistente en transposición de grandes vasos con comunicación interventricular y estenosis pulmonar inicialmente corregida mediante cierre de la comunicación e implantación de un conducto del ventrículo derecho a la arteria pulmonar. En el seguimiento se observó estenosis progresiva del conducto con disfunción del ventrículo derecho, que la hacían candidata a implantación de válvula pulmonar percutánea.
Según las directrices internacionales, se colocó un stent metálico en el conducto y se procedió a la implantación de la válvula pulmonar, sin complicaciones. Para asegurar un ajuste adecuado de la válvula al conducto, se redilató con la ayuda de un balón Mullins de 18 mm hasta 11 atm (presión de rotura según el fabricante, 12 atm). Al desinflar el balón, se constató desaturación y bradicardia a pesar de que el balón estaba completamente deshinchado. La saturación y la frecuencia cardiacas se normalizaron sólo al colocar el balón en la vena cava inferior. Una segunda redilatación dio resultados satisfactorios en cuanto a diámetro, pero reaparecieron la desaturación y la bradicardia al desinflado del balón, que sólo mejoraron al colocar el balón en la vena cava inferior.
Seguidamente, se procedió a la retirada completa del balón, y se observó que, efectivamente, el balón estaba fracturado (Figura 1A), pero con la particularidad de que sólo una fina capa externa presentaba rotura, como si se tratara de un catéter balón-intra-balón (Figura 1B), lo que hacía que en la angiografía se pudiera ver una forma normal de balón hinchado (Figura 1C), cuando en realidad había una capa externa que hacía efecto paraguas en el tracto de salida e impedía que la sangre circulara hacia los pulmones, lo que llevaba a desaturación y bradicardia. Sólo mediante la retirada del balón fuera del tracto de salida se conseguía mejorar la situación hemodinámica de la paciente.
Figura 1. A: aspecto del balón al ser retirado del paciente; la capa externa esta revertida, algo similar a lo que se obtendría con una rotura de un catéter balón-intra-balón. B: simulación in vitro del balón fracturado en estado expandido; obsérvese la correcta dilatación, con mantenimiento de la forma. C: simulación in vitro del balón deshinchado; no se observa contraste en su interior, pero la capa externa permanece expandida y ejerce un efecto paraguas.
El balón de Mullins es un balón de dilatación de muy alta presión. Su estructura laminada, mejorada respecto a las primeras versiones que salieron al mercado, lo hacen más suave y plegable, sin bordes agudos al desinflado. Probablemente sea esta estructura laminar la causa de la rotura parcial que llevó a nuestra paciente a la situación descrita.
Autor para correspondencia: georgia@brugada.org